El Great Eastern , el mayor buque de su época, completo una misión muy especial en 1866. Era el único capaz de cargar con los 4.260 kilómetros del primer cable telegráfico trasatlántico. Este hito se merece una entrada por si mismo pero hoy toca hablar de la propulsión del barco. Disponía de seis mástiles para velas, dos ruedas de paletas y fue el primero en llevar una hélice. Eso si que es redundancia.
Las paletas fueron propuestas como medios de propulsión mucho antes de las máquinas de vapor. Vitruvio, un ingeniero romano de la época de Julio Cesar, sugirió utilizar la fuerza de los animales para impulsar unas paletas y desplazar un barco. Era una forma de sustituir a los esclavos utilizados como fuerza de propulsión en las galeras romanas.
Pero no fue hasta la llegada de las maquinas de vapor que comenzaron a extenderse. Primero, en combinación con las velas para períodos de calma y, después, como principal fuerza de propulsión. Durante algunas décadas las palas, tanto en la parte trasera como en los laterales de los barcos, constituyeron la forma preferida de propulsión mecánica. Y lo cierto es que tenían muchas ventajas. Las palas eran sencillas de fabricar y fáciles de reparar. Representaban una tecnología probada, conocida y razonablemente eficaz. A cambio estaban muy expuestas, especialmente cuando se montaban en los laterales, lo que ocasionaba problemas en los buques militares. Tampoco eran muy útiles en caso de mal tiempo, ya que las olas podían sacarlas fuera del agua con demasiada frecuencia.
La alternativa eran las hélices pero no estaban libres de problemas y enemigos. Su fabricación era más complicada, sobre todo en grandes tamaños, ya que era necesario definir con gran precisión su forma y dimensiones. Su eje penetraba el casco bajo la línea de flotación y podía provocar filtraciones a través de las juntas o incluso romperse. Por no hablar de las reparaciones. Una hélice dañada tenia que se extraída bajo el agua o reparada en un dique seco. ¿Podía su rendimiento compensar todo esto?
Los británicos decidieron probarlo. En 1845 se realizaron una serie de carreras entre dos corbetas, Rattler y Alecto, muy similares pero dotadas una de hélice y otra de paletas. Entre las pruebas y carreras destaca una donde se engancho a los dos barcos y la Rattler con hélice arrastró a casi 3 millas por hora a la Alecto . La suerte de las palas estaba decidida y todos los nuevos barcos de la Royal Navy se construyeron con hélices y no paletas.
Como podemos ver las hélices en la propulsión marina tienen apenas siglo y medio de historia. Y, como otras, fue una tecnología novedosa y cuyo éxito no estaba claro. Me pregunto cual de las actuales seguirá su camino.