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Cambiando fuerza por velocidad

(19/07/2011)

Hace unos 20.000 años un simple trozo de madera o hueso cambio el arte de la caza. Y de la guerra. Su desconocido inventor supo aplicar las leyes de la física de una manera tan ingeniosa que su brazo era capaz de lanzar dardos a unos 150 km/h.

El átlatl, lanzadardos  o estólica  es un arma  menos conocida que la honda o el arco. Sin embargo, no por eso es menos interesante. En todos los casos, se intenta proporcionar la mayor velocidad posible a un proyectil para aumentar su alcance y la energía que contiene. La razón es que el movimiento de giro de nuestro hombro es relativamente lento. Sin embargo, la fuerza que podemos aplicar con el brazo es importante.  Por ejemplo, es mucho más eficaz tensar un arco lentamente que lanzar la flecha con la mano. Cuando la soltamos, la flecha sale disparada con una energía y  velocidad que nuestro brazo sería incapaz de proporcionar por si solo. En la práctica, cambiamos fuerza por velocidad. Lo mismo sucede cuando vamos a lanzar una jabalina. Un lanzador olímpico puede propulsar una jabalina con  una velocidad de salida que puede llegar a los 110 km/h (pdf). Aquí tener el brazo largo nos da ventaja ya que con la misma velocidad de giro, la velocidad lineal de salida es mayor. Una posible mejora sería utilizar un suplemento que alargue de forma artificial la longitud del brazo. Acabamos de reinventar la estólica.

En el fondo, no es más que una palanca que, exactamente igual que una honda, aumenta la longitud entre la articulación del hombro y el proyectil. En el siguiente enlace, podéis leer una estupenda descripción de un lanzadardos desde el punto de vista físico.  Pero la mejor forma de visualizarlo es mediante un vídeo como el siguiente (en inglés y con subtítulos transcritos). Fijaos en la flexibilidad del dardo que es fundamental para un funcionamiento correcto.

 

 

 

El mecanismo es ingenioso, simple y eficaz así que los arqueólogos han encontrado distintas versiones de esta arma y de la tecnología para fabricarlo. Desde las cuevas de Altamira hasta Alaska, pasando por los aborígenes australianos (woomera) o los mayas (átlatl).  De hecho, ni siquiera estamos seguros de cuando comenzó a utilizarse. Los hallazgos arqueológicos más antiguos proceden de hace unos 20.000 años aunque se sospecha que pudo utilizarse mucho antes. Con el tiempo algunas culturas lo sustituyeron por el arco, que permitía un mayor control de la trayectoria del proyectil. No todas, por ejemplo, los mayas seguían utilizándolo cuando se enfrentaron con los conquistadores españoles. Actualmente, existe un movimiento que intenta recuperar el uso del atlatl como deporte o herramienta de caza.  Si tienes curiosidad otro vídeo sobre como fabricar uno.

 

 

 

Eso si, mucho cuidado sobre donde y como utilizarlo. Llamadme aburrido pero sigo prefiriendo “cazar” en la estantería de un supermercado.

Etiquetas: historia, tecnología
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Comentarios




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Ambros el 19/07/2011:

Para el proyectil he visto varios términos como azagaya, venablo o dardo. Y la RAE da todos por válidos. Sin embargo, he sido incapaz de encontrar un termino que sea aceptado para el lanzador de dardos. Por eso he incluido tantos sinónimos.

anónimo el 19/07/2011:

Creo que el término en español es "Azagaya"

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