Puedes hacer una montaña de billetes, prenderles fuego y esperar a que se consuman. Pero es una forma poco original de tirar el dinero. Es mejor gastarse millones en laboratorios o equipo y quedarse sin fondos para pagar a los becarios que deberían utilizarlos. Los investigadores ya se habían ido al extranjero en el último recorte presupuestario.
Esta entrada me sirve para unirme a la iniciativa de Irreductible y protestar por el recorte en la financiación al I+D+i en España. Y no solo porque mi salario (e hipoteca) puedan verse perjudicados. Una reacción tan masiva (mas de 640 blogs y contando) tiene mucho que ver con ciertas promesas que han aumentado la frustración de los que trabajan en I+D o, como es mi caso, en innovación (la i pequeñita).

Se llenan titulares hablando de la investigación como una apuesta a largo plazo pero sin asumir que es EXACTAMENTE eso. Una apuesta con un resultado incierto y que no siempre termina con éxito. Porque si el éxito estuviese garantizado, bancos y empresas se pelearían por unas inversiones que, en España, siguen siendo fundamentalmente públicas. Y a largo plazo, porque requieren grandes inversiones de lento retorno. No solo en laboratorios y equipos que son lo más visible. También en la formación y perfeccionamiento de todas las personas implicadas.
Es justo y necesario pedir que el dinero se utilice bien y que, en conjunto, ofrezca una buena rentabilidad social y económica. Pero no se puede pedir rapidez ni beneficios inmediatos. Simplemente no es posible. Y retirar la financiación cuando llega el momento de producir resultados es una forma especialmente estúpida de tirar el dinero.
El aumento en I+D de los últimos años ha sido positivo pero aún no ha sido provechoso para la sociedad o para los propios centros de investigación. Seria similar a un colegio recién construido que no puede utilizarse porque falta dinero para pagar a los profesores. O una autopista que se construye pero no se utiliza porque no hay dinero para pintar las líneas o colocar las señales. Este puede ser el resultado de las últimas políticas en I+D. Es comprensible la frustración de la sociedad por la falta de utilidad inmediata en un momento de crisis económica. Solo es menor que la frustración de los que trabajamos en I+D+i y vemos como, de nuevo, se desperdicia mucho dinero, muchas ilusiones y una nueva oportunidad de desarrollo.
No tiremos el dinero. Ni siquiera hace falta buscar argumentos en nuestro prestigio como país o el futuro de nuestra economía. O recordar la necesidad de tener una tecnología mejor que los chinos para no acabar trabajando como chinos, con salarios de chino y condiciones laborales precarias. Simplemente no debemos tirar el dinero que invertimos durante los últimos años y puede convertirse en el efímero brillo de un montón de billetes quemados.