Esta es mi primera prueba con una anotación patrocinada según el “Código de confianza C6C”. La idea es explicar como funciona un automóvil híbrido, con sus ventajas e inconvenientes, aprovechando el lanzamiento del nuevo Toyota Auris HSD.
Para empezar, hay que decir que el centro de todos los híbridos actuales sigue siendo un motor de gasolina. Exactamente igual que en un automóvil convencional. Este motor es el que proporciona la energía inicial y el depósito que hay que llenar si queremos desplazarnos. La parte buena es que la gasolina es una forma muy compacta de almacenar energía, bastante mejor que una batería. A cambio, un motor de gasolina es un elemento realmente ineficiente. De cada 10 litros de combustible, entre 7 y 8 se desperdician en forma de calor residual o perdidas por rozamiento. Este límite lo ponen las leyes de la termodinámica y no es posible conseguir mejoras espectaculares. El resto se convierte en movimiento y velocidad, (en realidad energía cinética) que lleva el vehículo hacia delante.
Cuando toca parar, un vehículo convencional utiliza los frenos para convertir toda esa energía cinética en calor. Un desperdicio que los vehículos híbridos como el Prius o el Auris HSD evitan. Para ello, incorporan un alternador eléctrico que genera corriente y carga las baterías mientras el vehículo pierde velocidad hasta detenerse. De este modo, se recupera una parte sustancial de la energía gastada previamente. Es lo que se conoce como frenado regenerativo. Afortunadamente, acumular energía en las baterías o gastarla en un motor eléctrico es muy eficiente y con un aprovechamiento de más del 80% . Una segunda ventaja es que, en estos modelos, el motor de gasolina se para cuando el automóvil esta detenido. Esto es posible en cualquier vehículo pero resulta incomodo, y hasta peligroso, cuando el vehículo no incorpora algún sistema diseñado para frecuentes ciclos de arranque-paro.
Avance utilizando únicamente la propulsión eléctrica
La mejor parte llega cuando arrancamos de nuevo. Entonces la energía acumulada en la batería puede utilizarse para alimentar un motor eléctrico que apoya o sustituye al motor de gasolina. La respuesta es muy rápida y se consiguen mejores aceleraciones o menor consumo según cuanto se pise el acelerador. Un cambio automático progresivo, exclusivo de Toyota, reparte el trabajo entre ambos motores de forma que el conductor solo debe pisar el pedal. Al reutilizar la energía ganamos potencia y reducimos consumo. A cambio, aumenta la complejidad al utilizarse dos motores y aumenta el peso debido a la batería de níquel-metal hidruro utilizada para acumular la energía. Ni el Prius ni el Auris HSD utilizan baterías de Litio-Ion, como en ordenadores portátiles o móviles. Estas baterías siguen presentando un pequeño pero no despreciable riesgo de recalentamiento e incendio. Se trata de un problema no resuelto por lo que los vehículos eléctricos mas avanzados como el Tesla, dividen sus baterías en módulos independientes dotados de sensores de temperatura y refrigeración liquida.
Por lo que hemos visto, un recorrido con paradas y aceleraciones continuas permite aprovechar al máximo las ventajas de un vehículo híbrido frente a otros. Seguramente veremos más ejemplos de autobuses híbridos como este pero no demasiados camiones de mercancías. El biodiesel parece una alternativa más racional en el segundo caso. Por eso, debemos pensar bien en el uso que vamos a dar a nuestro vehículo para decidir si interesa que sea híbrido.
Un último elemento importante, tanto en las prestaciones como en el ahorro de energía, es el tamaño y peso del vehículo. Cambie de vehículo hace año y medio y el Prius fue uno de los que probé y rechace. Era demasiado grande para mis necesidades por lo que un coche más pequeño, ligero y con cambio automático me pareció una opción mejor. Si tuviese que elegir vehículo ahora, seguro que este Auris estaría muy alto en la lista de opciones. Pero cambiar de automóvil tan pronto es muy poco ecológico. Y os garantizo que los patrocinios no dan para tanto….