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El satélite perdido que acabó viajando a la Luna

(14/05/2014)

Autor: Ambros

Tierra y Luna La Luna esta lejos. Muy lejos. Las imágenes que vemos suelen ser engañosas y necesitamos una imagen como la incluida en el lateral entender correctamente las distancias implicadas. Pensad que el diámetro de la Tierra son 12.742 kilómetros y la distancia media entre ambos es de 384.400 kilómetros. En la imagen podéis ver la velocidad real, a escala, de un pulso de luz que viaje de la Tierra a la Luna. Sin embargo, la distancia no es el único factor importante cuando nos planteamos un viaje al espacio. La energía necesaria es un factor más crítico. Una vez que se llega a la órbita geoestacionaria, unos 36.000 kilómetros sobre el nivel del mar, sólo se necesita  un “pequeño” empujón para llegar hasta la Luna que se encuentra diez veces más lejos. Y ese empujón era justo lo que el satélite AsianSat3 necesitaba para ser rescatado.

 
El satélite AsianSat3 era un satélite de comunicaciones privado destinado a proporcionar comunicaciones y señales de televisión a parte de Asia. Se lanzó en 1997 mediante un cohete ruso Protón. Desgraciadamente, la etapa superior llamada Blok-DM3 funcionó mal. En  consecuencia, el satélite que varado a medio camino en una órbita de tipo elíptico. Es lo que se conoce como órbita de transferencia geoestacionaria (GTO). Para que el satélite pudiese operar correctamente, esta órbita debía cambiar a una órbita de tipo geoestacionario, es decir, circular y en el mismo plano que el ecuador de nuestro planeta. Y hacía falta energía para ello. En astronáutica, este concepto se denomina Delta-V. Es un parámetro que mide el empuje  necesario para cambiar la órbita de un objeto. Normalmente, este cambio requiere motores suficientemente potentes y combustible para mantenerlos funcionando durante el tiempo necesario. Desgraciadamente, la nave no tenía suficiente combustible para ello.  Aunque intacto, el satélite era completamente inútil al encontrarse fuera de sitio. La compañía propietaria dio el satélite por perdido, los seguros pagaron su coste y el fabricante (Hughes) se quedó con el artefacto para ver si podía sacarle algún partido.
 
Tras varios meses de cuidadoso análisis matemático, la compañía encontró una solución. El satélite tenía una cierta cantidad de combustible para mantener su posición en la órbita geoestacionaria. Este combustible es indispensable ya que dicha órbita es inestable debido a diferentes perturbaciones como la gravedad del Sol y la Luna. Su idea era utilizar parte de este combustible para imitar una trayectoria de retorno libre como la utilizada para rescatar al dañado Apolo 13. El satélite elevaría su trayectoria elíptica con pequeños encendidos hasta acercarse a la Luna. Tras pasar a corta distancia, la gravedad lunar sería capaz de modificar su trayectoria de la forma deseada.
 
Esta es una idea extraña y bastaste poco intuitiva ¿Suficiente combustible para llegar a la Luna pero no para cambiar su órbita mucho más cerca de la Tierra?. Es algo sorprendente pero hay que mencionar un detalle muy importante. No es lo mismo llegar hasta la Luna que ser capaz de quedarse en su órbita. Volviendo a la Tierra, podemos lanzar una piedra hacia el cielo y subirá a gran altura. Pero caerá de nuevo porque su baja velocidad no es suficiente para vencer a la gravedad más de unos segundos. Del mismo modo, naves como la SpaceshipTwo podrán llegar en un futuro hasta 100 kilómetros de altura pero volverán a caer ya que su velocidad será muy inferior a la necesaria para mantenerse en órbita (algo más de 28.000 kilómetros por hora). Nuestro satélite perdido pudo subir hasta la Luna pero, falto de combustible, era demasiado lento para quedarse allí. Aún así,  tenía el suficiente para pasar realizar un par de sobrevuelos y, gracias a ello, cambiar su trayectoria.
 
Lunar Flyby
 
Aquí hay que recordar una idea importante que suele llevar a confusión. Los objetos en el espacio están en caída libre que es algo muy distinto a la gravedad cero. Una órbita es solo una caída cuidadosamente controlada para no alcanzar nunca el suelo. Por eso, la gravedad de la Tierra seguía atrayendo al AsianSat 3 cuando estaba junto a la Luna. La gravedad lunar y la terrestre actuaron simultáneamente para cambiar su órbita y obligarle a regresar de nuevo a nuestro planeta. Tras varios maniobras que se extendieron durante un par de meses, el satélite quedo situado en una órbita geoestacionaria. Allí siguió funcionando hasta 2002 cuando se terminó su combustible de maniobra.
 
Si queréis saber más sobre estas curiosas maniobras, y cómo algunas sondas lunares las han utilizado, nada mejor que esta anotación de Daniel Marín sobre cómo viajar a la Luna. Es una lastima que el AsianSat3 fuese solo un satélite de comunicaciones y no pudiese sacar fotos ni realizar ninguna medición científica. El éxito de este sobrevuelo sirve para recordarnos que enviar una sonda científica a la Luna es caro pero no requiere un enorme presupuesto solo al alcance de las superpotencias. Este satélite fue proyectado y lanzado por una empresa de comunicaciones que buscaba hacer negocio. Y, aunque fue un fracaso parcial, no llevó a la ruina a sus propietarios. Tras este, siguieron otros tres satélites y tiene más en camino. El coste de viajar al espacio no justifica que le demos la espalda. Es una cuestión de voluntad y compromiso más que de falta de recursos.
 
Nota: La inspiración y parte de los datos técnicos de la anotación vienen de esta descripción de la misión de rescate del AsianSat3
Nota 2:Muchas gracias a Daniel Marín por revisar y mejorar el texto

 

Autor: Ambros
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