La tecnología tiene momentos fascinantes donde el futuro no esta claro. Hoy en día, no sabemos si el omnipresente silicio cristalino será la base de las futuras células fotovoltaicas. Tal vez sea sustituido por alguno de sus rivales como el silicio policristalino, el silicio amorfo, el teluluro de cadmio, las células CIGS (compuestas por cobre, indio, galio y selenio) las células fotovoltaicas orgánicas o las células Graetzel basadas en colorantes. De mismo modo, ahora sabemos que los transistores de silicio eran el futuro (ahora presente) de la electrónica. Pero, alrededor de 1960, no estaba tan claro. Como alternativa a las válvulas termoiónicas, hubo quien propuso utilizar pequeños circuitos rellenos de fluido.
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