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Martes - 19.Marzo.2024

Airway Beacons: Flechas al destino

(10/02/2015)

Autor: Ambros

El mapa no es el territorio. En un mapa podemos fijar una ruta dibujando una simple flecha que indique origen y destino. El mundo real es más complejo. O quizás no. Con suficiente dinero y motivación es posible trazar una ruta a través de todo un continente y marcarla con miles de grandes flechas de hormigón. Justo lo que hicieron en Estados Unidos a principios del siglo XX. El dinero lo tenían y la motivación surgió con el reciente desarrollo de la aviación.

 
Para comenzar esta historia tenemos que situarnos en 1918. En solo 15 años, la aviación había progresado enormemente gracias a la primera guerra mundial. Aun así, los aviones seguían siendo primitivos, frágiles y caros. Había pocas cargas que justificasen su uso pero el correo postal era una de ellas. Debido a ello, en 1918 se creó la US Air Mail, una sección del servicio de correo basada en el uso de aviones. Lo complicado era llegar a destino. Abrir un mapa en la cabina abierta de un avión de la época era muy poco práctico. La velocidad del avión solo podía estimarse así que tampoco estaba clara la distancia recorrida. Los sistemas de guiado no existían, ni tampoco el radar.  Un piloto experto podía guiarse por los accidentes del terreno pero no era sencillo con mal tiempo e imposible de noche.
 
¿Qué se podía hacer en 1923 para que el correo llegase de noche y en cualquier clima? Fácil. Poner flechas en el suelo. Miles de flechas. Miles de estructuras de hormigón de 21 metros de largo en el suelo. Lo bastante grandes para que un piloto volando a baja altura pudiera verlas durante el día y coronadas con torres equipadas con luces para hacerlo durante la noche. Caro pero sencillo y eficaz. Tras unos ensayos con hogueras en 1921, se aprobó la construcción de una línea completa de señalización para el correo aéreo.
 
Airway Beacons
Airway beacons. Fuente:Core77
 
Entre 1923 y 1933,  se construyeron unas 1500 flechas de hormigón a lo largo de los Estados Unidos. Estas flechas eran la base para una torre de señalización de unos 16 metros y un pequeño cobertizo donde se encontraba el generador que alimentaba la torre. El objetivo era cubrir totalmente la ruta entre Nueva York y San Francisco. 4230 kilómetros con 13 paradas porque la autonomía de los aviones no daba para más. Y lo consiguieron. Sin embargo, esta solución funciono durante muy poco tiempo.
 
 
Mapa del transporte aéreo intercontinental
 
Al igual que con el telégrafo óptico, una alternativa estaba desarrollándose en paralelo y pronto eclipsó este diseño. El sistema fue denominado low-frequency radio range (LFR). Básicamente se trataba de señales de radio direccionales que emitían dos letras en código morse, N y A. Si el piloto oía la “N” debía girar el avión hacia la derecha, si oía la “A” a la izquierda. La suma era un sonido continuo que indicaba al piloto que el avión seguía la ruta prevista.
 
Para 1940, el sistema de flechas y torres estaba obsoleto. El sistema fue desmontado y las torres se reutilizaron como chatarra al comenzar la guerra contra Japón. Hoy en día solo permanecen sus restos, flechas de hormigón en mitad de la nada, indicando rutas que ninguna aeronave sigue ya. Un ejemplo de la eterna discusión entre utilizar una tecnología ya existente o esperar unos años mientras se invierte en su mejora.
 

*La idea de esta anotación surgió de estas fotos con algunas flechas supervivientes en la Earth Science Picture of the Day

Etiquetas: aviación, historia
Autor: Ambros
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