La era de los universos-isla

Para un no especialista si algo destaca en la astronomía es su capacidad para ponernos en nuestro lugar. Una esquina cada vez más y más pequeña del universo. Y el último texto donde se explicaba un proyecto comunitario para clasificar miles de galaxias me ha recordado un tema del que quería hablar hace tiempo.

Se  ha explicado muchas veces el cambio social que implico sustituir  a la Tierra como centro del sistema solar y poner en su lugar al sol. Tuvo que llegar Copérnico, hace menos de 400  años, para iniciar el cambio. No fue fácil, los problemas de Galileo con la Inquisición son bien conocidos, sin embargo el cambio ha sido progresivo y acelerado desde entonces. La Tierra se sitúa cada vez más lejos del centro.

No fue hasta mediados del siglo dieciocho que Benedicto XIV asumió  que la Tierra giraba en torno al sol.. Solo fue un primer paso.  A lo largo de los siglos dieciocho y diecinueva, sucesivas observaciones astronómicas demostraron que nuestro sistema solar era una mínima parte dentro de una enorme agrupación de estrellas que se había bautizado Vía Láctea sin saber muy bien lo  que era. Esta  agrupación estaba rodeada por otras más pequeñas como las Nubes de Magallanes.  Al menos estábamos en el grupo principal.  Ese fue el tranquilizador pensamiento que imperaba,  a principios del siglo pasado, para bien de nuestro amor propio.

Entre 1923 y 1924, el astrónomo Edwin  Hubble comenzó a estudiar alguna de las nebulosas  que se venían en el cielo. Parecían pequeñas, parecían lejanas pero ¿cuán pequeñas y lejanas eran? Para estimar la distancia busco cefeidas, un tipo especial de estrellas variables con una luminosidad que era posible calcular previamente. Los sorprendentes resultados indicaban que estaban mucho más lejos de lo previsto y, por tanto, tenían que ser mucho mas grandes. Si podíamos verlas debían ser agrupaciones tan grandes como la propia Vía Láctea. Las denominó universos-isla, tan grandes y tan lejanas que parecían entidades independientes en si mismas.

El término no tuvo éxito, tal vez porque empezaron a descubrirse muchas mas, unos cien mil millones   de estas agrupaciones que hoy conocemos como galaxias. Nuestro lugar en el universo había vuelto a cambiar, haciéndose aún más pequeño hasta el punto que resulta difícil comprender realmente las magnitudes de las que hablamos.


En cierto modo todavía estamos asimilando la era de los universos-isla. Yo conozco personas que habían nacido cuando la astronomía creía que la Vía Láctea era todo el universo. Ni siquiera la ciencia ficción suele imaginar historias más allá. Y, por supuesto, todavía hay asociaciones que utilizan Internet para defender que la Tierra es el centro del universo.