Esta semana colocamos un espejo cuadrado en baño. En el proceso ha terminado con una pequeña grieta en una esquina, señal de no somos demasiado “manitas”, y eso me ha hecho recordar como unas ventanas cuadradas contribuyeron a cambiar la historia de la aviación.
El británico De Havilland Comet fue el primer reactor de pasajeros. Creado en 1952 servia de estandarte de la tecnología aeronáutica británica superior, en ese momento, a la de los rusos y norteamericanos. Su precioso diseño, con los motores integrados en las alas, llamaba la atención de los pasajeros. Por desgracia, sus diseñadores decidieron, también por razones puramente estéticas, que las ventanas debían ser cuadradas.
Inicialmente todo fue bien. Durante dos años fue el dueño de los cielos mientras Boeing intentaba terminar el desarrollo de su primer reactor civil, el 707 . Y luego llegó el desastre. Después varios accidentes y, especialmente, tras dos accidentes sin causa aparente en enero y abril de 1954 se decidió dejar en tierra el resto de los aviones hasta averiguar que estaba pasando.
Al simular en una piscina presurizada los ciclos de ascenso y descenso del avión se descubrió que, junto a las esquinas de las ventanas, aparecían grietas en el fino fuselaje del avión. Estas grietas crecían progresivamente hasta provocar la ruptura y despresurización catastrófica del fuselaje. ¿Qué estaba pasando?
El fenómeno es conocido como “fatiga de los materiales”. Se conocía desde antiguo pero es difícil de analizar y no fue suficientemente tenida en cuenta. Básicamente consiste en la ruptura de un material tras aplicarle un pequeño esfuerzo, muy inferior a su tensión máxima de rotura. En realidad, este último tirón es la clásica gota de colma el vaso. Para que se produzca la rotura, el material ha sufrido anteriormente gran cantidad de esfuerzos de forma cíclica. Estas fuerzas van acumulando grietas y dislocaciones en la estructura del material que, finalmente, provocan su ruptura. El resultado es difícil de calcular con precisión pero existen formulas aproximadas que permiten calcular la duración del fuselaje de un avión, de un puente o cualquier otra estructura. Y siempre viene bien un mantenimiento adecuado que detecte las grietas antes de que crezcan en exceso.
Un diseño adecuado también ayuda. La sustitución de las ventanas cuadradas por otras ovaladas junto con otras mejoras estructurales eliminaron el problema del Comet. Desgraciadamente no pudo recuperarse de la terrible perdida de confianza que provocaron los accidentes. Los norteamericanos pasaron a controlar el mercado hasta la llegada de Airbus.
No es el único caso. Cuando fallan los cálculos o el mantenimiento se producen accidentes como el descarrilamiento de trenes de alta velocidad , el vuelco de plataformas petrolíferas o inundaciones masivas de melaza que siguen oliendo durante años. Mejor no agobiarse por un simple espejo.