“Por favor, coman menos carne”. Quien lo dice es Rajendra Pachauri, un vegetariano convencido y el máximo responsable del IPCC, el panel internacional sobre el cambio climático. Y es otra prueba de hacer números nos lleva a conclusiones sorprendentes sobre como vivir de forma ecológica.
¿Que es mejor (para el medioambiente) conducir o caminar? Este es el, muy polémico, titulo de una conversación en Treehugger , un blog especializado en ecología y medio ambiente. Y la pregunta no es tan absurda como parece inicialmente. Una persona que camina un kilómetro consume muchas menos calorías que un vehículo al recorrer una milla ( 100 frente a 1860). Pero la “calidad” de las calorías es totalmente distinta ya que su origen es muy diferente. Producir y transportar un kilogramo de carne consume la misma energía que una bombilla de 100 watios durante 3 semanas. O mucho más tiempo en una bombilla de bajo consumo. Y además genera unos 36 kilogramos de CO2. Claramente cambiar las bombillas no es suficiente.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) el 18% de las emisiones de gases generadores de efecto invernadero proceden de la ganadería. Lo que implica que su contribución es mayor que la todo el sector del transporte. Los datos son aproximados porque no hay demasiados estudios sobre el tema. Por ejemplo, en Suecia acaban de iniciar un estudio para medir la emisión de metano en las vacas (casi toda a través de la garganta) con diferentes dietas.
Pero no solo la carne tiene costes ocultos. Cuanto compramos una lata de espárragos cultivados y traídos desde China, en lugar de los estupendos espárragos de Navarra, deberíamos ser conscientes del coste energético y medioambiental que esta decisión tiene. Algo que podríamos extender a muchas otras actividades además de la alimentación. El problema es que no solemos tener suficiente información para decidir bien.
Y aparte de hacernos vegetarianos, algo que reconozco que no me atrae nada, ¿que podemos hacer? Volviendo al transporte siempre podemos empezar por aumentar el uso de la bicicleta en nuestra vida diaria. Necesita solo un tercio de la energía que caminar y es bastante más rápida. Desgraciadamente ni las ciudades ni los centros de trabajo están preparados para su uso masivo. Y seguramente tampoco las personas.
Pero hay posibilidades intrigantes. Por ejemplo, ¿es ecológico hacer deporte “por placer”? Superar el ejercicio mínimo necesario para mantenerse saludable ¿podría considerarse como un derroche de energía y recursos? Probablemente no, pero el pasado esta lleno de cambios de opinión parecidos. Solo hay que fijarse en la historia del bronceado.