Los barcos, y sus pasajeros, siempre han considerado el movimiento de las olas como una amenaza. Sin embargo, hay quien intenta convertirlo en una oportunidad. En un medio ecológico y gratuito para la propulsión por el océano.
Pocas cosas hay tan aterradoras como una ola gigante a punto de embestir un barco. Quizás es esa imagen la que nos confunde y dificulta ver como funciona realmente una ola. O quizás es porque estamos acostumbrados a verla en el borde de la playa, donde la orilla y el fondo perturban su movimiento. Si fuésemos a alta mar la sensación seria distinta. Para una pequeña partícula, que se mueva sobre la ola sin deformarla, su movimiento seria un círculo como se puede ver en el gráfico. El movimiento también afecta a la masa de agua inferior aunque en menor escala. En realidad, es solo la cresta de la ola la que se desplaza pero no los objetos que flotan en ella. Nuestra partícula mantendría exactamente la misma posición después del paso de una ola.

En la práctica hay otros factores que entran en juego. La cercanía del fondo marino deforma el movimiento de la masa de agua bajo la superficie provocando el colapso de la ola. La forma y dimensiones del objeto que flota también puede introducir perturbaciones en movimiento y, si esta bien diseñado, incluso pueden sacarle partido. Por ejemplo, para impulsar una barco en la dirección que deseas.
El
“Suntory Marmaid II” es un barco que utiliza solo la energía de las olas y acaba de recorrer 7.000 kilómetros en unos 100 días. El secreto son unas aletas situadas en la proa del barco que son capaces de convertir su cabeceo arriba y abajo en un desplazamiento horizontal. Unos paneles solares han proporcionado la energía eléctrica para los equipos electrónicos. ¿Podría ser una propulsión alternativa? De momento, es lento e incapaz de competir con un barco a vela, mucho menos con los buques comerciales. Pero no hay que olvidar que aún se trata de un prototipo inicial y futuras mejoras puede mejorar su rendimiento. Tal vez el único tipo de barco que prefiera navegar con fuerte oleaje.
Mientras tanto, tampoco se abandonan los proyectos que pretenden utilizar las olas para producir energía. Proyectos como el
Pelamis,
Wave Dragon o nuevas versiones del “pato de Salter” se están probando para verificar su rendimiento y resistencia. Como ya he comentado alguna vez dudo que solo una tecnología pueda resolver todos nuestros problemas energéticos. Probablemente necesitemos todas las fuentes de energía que podamos encontrar o imaginar para salir adelante en nuestro futuro cercano.